Saga, Fase 4: nueva década, nueva energía, nuevas esperanzas (1992-1998). Capítulo 3: Generation 13 (1995)

[Esta entrada forma parte de una ‘Saga’ de posts en la que disco a disco, fase a fase, iré relatando la trayectoria de mi banda favorita, coincidiendo con los 25 años desde que escribí sobre ellos por primera vez en el fanzine Lunar Suite. Será largo, lo haré sin prisas para disfrutarlo y aunque lo estructuro por fases, lo voy dejando por fascículos para no hacerlo tan extenso de leer. Luego iré reuniendo los posts por fases para tenerlo todo ordenadito. La ‘cuarta fase’ comprende los álbumes grabados tras la reunión del quinteto ‘clásico’, es decir Sadler, los hermanos Crichton y el retorno de Jim Gilmour y Steve Negus. Tenían por delante una década con muchos cambios y giros musicales en el rock, que impactarían en un sonido renovado, con trabajos irregulares pero en ocasiones notables. Los años en los que más claramente intentaron reinventarse siendo fieles a su personalidad, en unos años en los que parecía que cualquier cosa podía suceder]

The writing (Intro)

Tras el poso de decepción que supuso Steel Umbrellas, los fans de Saga nos quedamos desconcertados ante el próximo paso a dar por la banda. Y de repente, la banda se decició a dar un giro de timón totalmente inesperado.

Los tiempos en la escena del rock en 1994 eran interesantes pero convulsos. Solo para hacernos una idea, ese año, en Estados Unidos, se editaron álbumes de referencia y a la vez tan distintos como Superunknown (Soundgarden), Vitalogy (Pearl Jam), Grace (Jeff Buckley), Dookie (Green day), Purple (Stone temple pilots), Jar of flies (Alice in chains), Live through this (Hole), The downward spiral (Nine Inch Nails), Smash (Offspring), Without a sound (Dinosaur Jr.), Monster (REM), Under the pink (Tori Amos), Weezer (Weezer), Mellow Gold (Beck) o Diary (Sunny Day Real State) y en el otro lado del Atlántico No need to argue (The Cranberries), The Holy Bible (Manic Street Preachers), Dummy (Portishead), Definetely Maybe (Oasis) o Parklife (Blur). Ese fue también el año de la muerte de Kurt Cobain, que dió un significado totalmente distinto a su legendario álbum en directo Unplugged in New York, editado ese mismo año.

En este contexto, Jim Crichton consideraba que era un momento óptimo para tomar riesgos, precisamente porque parecía que cualquier combinación era posible en la era del CD, que permitía álbumes más largos y a la vez más ambiciosos. Entra la generación #13

#3 Saga – Generation 13 (1995)

What it’s gonna be? [El álbum]

Así fue la génesis de atreverse a plantear un disco conceptual, en formato de ópera rock, originalmente concebido para ocupar 74 minutos, la capacidad estándar de un CD (aunque la idea inicial se adaptó a unos ligeramente más concisos 69 minutos). Así se gestaría un álbum único en la historia de Saga, y que se convertiría en su trabajo más prestigioso tras sus álbumes clásicos. Incluso para quienes no eran particularmente fans de Worlds Apart, Heads or tales o Silent Knight.

Jim Crichton diseño un ‘storyline’ en partes, inspirado en el libro de no-ficción 13 Gen Abort/ Retry/ Ignore/ Fail, de Neill How y Bill Strauss, que relata las incertidumbres alrededor de la identificada como decimotercera generación de estadounidenses, nacidos entre 1961 y 1981, sobre todo en términos de empleo y de seguridad. Crichton inventó una historia alrededor de un personaje ficticio, Jeremy, un joven desarraigado que consigue encontrar a su padre, un ejecutivo sin escrúpulos, que ve la oportunidad de atraer a su hijo a su red de prácticas corruptas. Y en paralelo tenemos a Sam, un personaje que aparece por primera vez en el octavo tema, una especie de alter ego de Jeremy (no me queda muy clara cuál es la relación entre ambos o si Sam es realmente un producto de la mente de Jeremy). Sam se presenta como una especie ‘malote urbano’ frágil, inestable, pero cada vez más oscuro, oprimido por una sociedad indiferente y fría, hasta que termina por explotar.

Junto a la formación clásica de la banda, Generation 13 es un álbum lleno de invitados, principalmente voces para personajes secundarios, cantantes como Mary Newland o Roger Sommers, y de forma más notoria, la orquestación del propio Sommers y la Panorama City Philarmonic, clave en algunos temas. Crichton presentó a sus compañeros la idea temática y tras una primera fase de creación de ideas de forma individual (recordemos que en ese momento todos vivían en distintas partes del mundo), el proceso terminó en sesiones conjuntas en los Sound Image Studios, que se alargaría cinco meses, en los que las distintas ideas musicales se irían combinando para complementar las temáticas, beneficiándose enórmemente de trabajar juntos creando y recreando los temas (Saga no ha sido una banda especialmente dada a hacer ‘jams’, sino a presentar ideas a otros, trabajar sobre ellas e intercambiarlas, para finalmente producirlas y mezclarlas). Sin duda, Generation 13 fue una propuesta muy ambiciosa y ecléctica, en la que se mezclan estilos muy distintos, de lo más melódico y casi minimalista, a los sonidos más agresivos que la banda ha presentado jamás, toques inequívocamente prog y clásicamente Saga, experimentos sonoros con teclados, la integración por primera vez de una orquesta, momentos crudos equiparables al contexto del grunge junto a elementos tremendamente sofisticados.

Atmósfera solemne, estructura cíclica, temas recurrentes, un respeto a los grandes puntales de este tipo de álbumes como Tommy, The Wall o Operation: mindcrime, si hay algo de lo que no se puede acusar a Generation 13 es de falta de ambición. Pero a la vez, a pesar de su seriedad, Generation 13 ofrece una variedad estilística y de tono, con elementos de humor, cambios de punto de vista, que lo hacen a la vez fragmentado, a veces algo ‘roto’ pero nunca plano ni monocorde. Generation 13 es un álbum que funciona bien en conjunto pero también por separado, es un álbum conceptual para la era del CD y esto es importante, porque permite esta doble entrada: no hay temas de relleno (sí hay temas que se retoman, pero forma parte del desarrollo de la historia), pero sí tanta diversidad que tendremos deseo de volver a unos temas individuales más que a otros.

The one(s) [Las canciones]

25 canciones… Para hacernos una idea, esto son 14 más que cualquiera de sus trabajos anteriores con más temas (Behaviour y The security of illusion). Aunque es cierto que varios de ellos, como Chances are, All will change o We hope you’re feeling better, My name is Sam, The Cross, I’ll never be like you o el Generation 13 Theme se retoman, aunque no necesariamente se repiten. Y por otro lado, algunos temas son introducciones ambientales, como Danger whistle o Snake oil. Así que, no es tanto el esfuerzo que nos pide Generation 13 como disco conceptual. A pesar de, evidentemente, estar pensado como una historia y por tanto, para ser escuchado linealmente, ofrece distintos ‘desvíos’ y giros, que nos permiten fácilmente establecer paradas, saltos y atajos no lineales. Como si fuera un juego, Generation 13 permite el ‘modo historia’ y un modo de exploración que recomiendo combinar. Incluso dentro de Generation 13 podríamos encontrar un disco de Saga más o menos convencional (después hablaré del sonido), con temas que aguantan bastante bien como autónomos, sin que en el ‘modo completo’ queden desplazados. Un camino en este sentido puede ser la intro con Chances are #1/ Generation 13 Theme #1, The 13th generation, The Cross, The learning tree, I’ll never be like you #2, We hope you’re feeling better, Screw’em, No strings attached y The victim. Pero claro, nos perderíamos no solo historia, sino también la atmósfera compacta que respira el álbum. Y hablando de historia, termino esta sección destacando que Generation 13 contiene algunas de las mejores letras compuestas por la banda.

Giant [Los mejores momentos]

Hay mucho que señalar en Generation 13, aunque reconozco que he tendido a volver sobre todo con algunos temas en concreto, en especial los más ‘Saga’, como The 13th Generation, The cross o mi particular trío de temeas favoritos: The learning tree (ese final), Screw’em (ese riff, ese solo) y The victim (simple y a degüello), pero adoro ese momento ‘metal’ que se permitieron hacer en clave instrumental con el tema Generation 13. Cada tema tiene su propia estructuras, tempos, compases y giros, beneficiándose de la experiencia de la banda con los años, su conocimiento del prog-rock clásico y la maestría adquirida en el estudio de grabación, y ciertamente, el fan de Saga encontrará lo que desea en forma de solos y riiffs monstruosos de Ian Crichton, excelencia vocal de Michael Sadler, maestría a las teclas de Jim Gilmour, contundencia en abanico de la batería de Steve Negus y esa sección rítmica sólida como una roca construída alrededor de Jim Crichton. Todas las piezas están ahí, nos dan lo esperado y, ciertamente, nos llevan más allá.

Chances are [Sonidos extraños]

Por supuesto, Generation 13 es el álbum en el que más claramente encontraremos sonidos extraños. Guitarras más afiladas que nunca, momentos ambientales instrumentales que en nada se parecen a lo que habían hecho antes, la introducción de una orquesta para darle más empaque narrativo, estructuras tremendamente atípicas y, no quiero olvidarme, texturas de órgano analógico muy poco habituales en Jim Gilmour, ese toque casi Jon Lord que es probablemento lo que más he echado de menos en álbumes posteriores, tras comprobar hasta qué punto dan calidez e impulsan el sonido de la banda, habitualmente más digital. Y extrañas las apuestas vocales, con Michael Sadler haciendo hasta cuatro personajes, lo que le obliga a ofrecer diferentes registros. Un conjunto tan sumamente operístico como atrevido. Mis momentos extraños por excelencia: la intro del Generation 13 Theme, el interludio Danger Whistle y cómo desemboca en el muy oscura Leve her alone, el momento casi hip-hop de My name is Sam, el extrañísimo riff de The learning tree, la intro circense de Snake oil o la atmosférica entrada a The Cross.

How do I look [El arte]

Generation 13 contiene arte de Penny Crichton, la mujer de Jim, con esa conocida portada con un joven cayendo al vacío tras romperse las cuerdas de marioneta que aparentemente lo tenían sujeto, bajo la amenazadora mirada de la Estatua de la Libertad y un cielo de tormenta. Todo ello con un marco exageradamente clásico que quizás termina de establecer el contraste entre los origenes y las promesas fundacionales de los Estados Unidos de América y la realidad de su tiempo. Un trabajo sugerente y que se complementa con un, sí, nuevo logo, pensado para la ocasión: las letras redondeadas rodeadas por un símbolo de diagrama de flujo que, como vemos en el arte interior, une cada uno de los temas como si fuera un algoritmo. En su edición original, el libreto interior desplegable jugaba a fondo con esta idea, junto con un conjunto de imágenes de Ioannis, aprovechando muy bien el formato CD, con lo que se convierte fácilmente en el mejor artwork de la banda, al ser el más integrado con la historia. Ediciones posteriores se publicaron con libreto grapado más convencional con el artwork de Crichton y de Ioannis.

Ambos lados del arte interior original de Generation 13

The perfectionist [La reedición 2021]

Lo obvio: Eike Freese cuida y mejora el sonido de Generation 13, siendo un álbum que originalmente ya sonaba muy bien. Como que en esta ocasión me hago solo con los vinilos, me centro en lo que ofrece este formato. Esto aquí es importante por dos cosas: inevitablemente el vinilo aquí debe ser doble a causa de su duración. Esto tiene ventajas y desventajas. Por un lado favorece la escucha atenta, sea en su totalidad, cara a cara, o yendo a momentos especialmente importantes. Pero por otro lado, la escucha contínua, como estaba originalmente concebido, se resiente. Generation 13 no es un álbum pensado como LP sino como CD y hacer ‘cortes’ en ocasiones para dividir las caras cundo la música es básicamente continua puede llegar a ser frustrante. Por otro lado, la portada en formato grande es emocionante, pero lamentablemente han desaparecido las fotografías y el arte interior de Ioannis, sustituídos por las letras en un fondo neutro. En su lugar aparece una fotografía nueva, la de un muñeco (¿Sam?), pero perdemos una parte importante del artwork original, probablemente por alguna cuestión de derechos. Las notas de Jim Crichton, como las de Matthias Minneur son extremadamente interesantes, aunque en este caso, el principal atractivo de la reedición, sin duda, es el sonido.

Un apunte final, a riesgo de parecer desagradecido, no entiendo porqué se le añade a un disco conceptual como Generation 13 un ‘bonus track’ producido cinco atrás con una formación distinta. Gotta love it era sin duda el mejor de los temas inéditos publicados en el extensoc recopilatorio de 1991 The works, pero así como podria haber formado perfectamente parte de las reediciones de Wildest dreams o de The beginner’s guide…, aquí queda totalmente fuera de lugar. Y, si os fijáis, no parece haber pasado el mismo proceso de masterización que Generation 13. En fin, que contento de poder escuchar Gotta love it en vinilo, pero hubiera preferido que hubieran dejado Generation 13 sin más, que ya es mucho.

Show and tell [Trascendencia]

Recuerdo cuando, en mayo de 1999, estaba llevando en coche, por circustancias de la vida, a Stu Nicholson, el cantante de Galahad, el día antes de su participación en la primera edición del legendario Festival de rock progresivo de Tiana. De repente Stu me preguntó qué estaba sonando en el CD del coche: «Generation 13, de Saga», respondí, algo avergonzado («¿Tendría que haber puesto algo de Galahad?», me pregunté). Stu se quedó sorprendido, nunca había escuchado ese álbum ni se había imaginado que Saga podría haber llegado a sonar así. Su siguiente trabajo, publicado en 2002, Year Zero era un disco conceptual con una diversidad estilística que no es ajena a la de Generation 13. ¿Tuvo ese momento algo que ver? ¡Quien sabe!

Si bien Generation 13 no fue un éxito comercial, devolvió el prestigio a Saga como banda de rock. Este es el tipo de álbum que permite mostrar un lado más arriesgado y experimental de la banda, y en varios sentidos, el más ‘progresivo’. Y por este motivo es un álbum de culto y el favorito de muchos ‘prog-heads’ que consideran otros clásicos de la banda como demasiado ‘blandos’.

En el artwork original de Generation 13 se cita por primera vez una página web de la banda. De hecho, fue este álbum mi primer elemento motivador para visitar cibercafés y así obtener información. Y poco después, se editaría un ‘companion’ en forma de CD-ROM, titulado Softworks, del que hablaré en otra ocasión, pero que en su edición original contiene una selección de temas de Generation 13, incluyendo una versión ligeramente editada de The learning tree que creo no se ha editado posteriormente y abundante material multimedia. Otro ejemplo de la ambición y esfuerzo personal y económico para mantenerse relevantes en una nueva era.

Aunque la banda siempre ha tenido planes de poder hacer una gira presentando Generation 13 en su integridad con acompañamiento orquestal, esto no ha llegado a suceder sobre todo por su complejidad y coste. Eso sí, la gira de Generation 13 fue la más extensa que habían realizado en algún tiempo, con diversos temas del álbum. Fue en ese 1995 cuando pude, por primera vez, verlos en directo en París.

Time’s up [El vídeo final]

Existe un interesante y raro documento en directo, aunque no de mucha calidad, de la gira de Generation 13, que por este motivo es especialmente atractivo. Es una playlist con cada uno de los temas, aunque no se puede incrustar, así que tendréis ir a Youtube para verlo. Vale la pena.

Y para no faltar a la tradición del vídeo, aquí tenéis una grabación de público del tema Generation 13, capturado en 2017, en la gira del cuarenta aniversario de la banda.

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